lunes, 22 de diciembre de 2008

Ella: una serie de relatos cortos.

Este lo comencé a escribir como parte de un concurso de mi uni, ahora que lo releo, tiene potencial, aunque por el hecho de postearlo ya no lo podre usar en el futuro, salvo que las reglas lo permitan. Afortunados ustedes que me leen ;).

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"Todavía oyes eso?"
"Es mi banda favorita desde secundaria"
"Sabes? ese es el problema, nunca dejaste de vivir en secundaria"
Silencio.
"Y me refiero a todo, lo de la boda todo lo ves como si estuvieras en secundaria."
Hubo un buen rato de incómodo silencio.
"No sé. No lo sé." Contesté. Una parte de mí le odiaba en ese momento, pero a la vez la duda permanecía. ¿Nunca dejé de vivir como adolescente? La edad de adolescer dicen unos. Se siente feo oir eso, hasta me cuesta pensarlo. <>. Es como decir que has botado a la basura todos los años de tu vida hasta este momento.
Pinche Beto.
"Bueno, ya vámonos." dije, cortando lo incómodo del momento.

(...)

Esa noche hubo una pequeña cena para todos los del edificio. No conozco a mis vecinos más que de vista. No me son interesantes. Ni divertidos Ni nada.
Volteo a mi derecha hacia el hombre, ya de edad, que vive en el segundo piso.
"Y qué se celebra?"
Una voz suave me contesta. A mi izquierda está una joven sirviéndose un plato, nos hemos visto ocasionalmente como vecinos. Un poco menor que yo. Creo es la hija del fulano que vive en la esquina, un catrín pedante, completamente distinto a ella.
"Es el aniversario de la revolución"
"Ah! cierto"
No es el tipo de cosas que recuerde, de hecho recuerdo muy pocas fechas, de ahí esa costumbre de usar a los demás como agenda.
"Tu no vives aqui cierto? no recuerdo haberte visto antes"
"No, vivo en la casa de la esquina"
Sí, si era.
"Ah, creo que recuerdo. Y que te trae por aqui?"
"Por qué. está mal?"
Pareciera a la defensiva, pero aún actúa bastante amable.
"No, no, sólo pregunto"
"jajajaja, era broma. Mi papá es muy amigo del dueño del edificio, y ya hace tiempo que le insistía en que viniera"
"No se perdían de mucho. Tu papá es aquél del saco azul?"
Hice un gesto con los ojos, segnalando hacia unas mesas adelante. Sólo pregunté para confirmar lo que recuerdo.
"Sí, es él"
"Sí, con razón, me parece haberlos visto antes. Y cómo te llamas?'
"**************", y tu?"
"**************, un gusto."
"jajaja, igualmente"
Un poco sosa, pero agradable.

(...)

Estaba frente a mí, acurrucada y ahogada en llanto.
"Qué pasó? Qué...?"
No supe terminar la pregunta.
"Lo maté"
Al decir esto su rostro enrojeció aún más, podía escuchar el esfuerzo que le resultaba respirar.
Dos víctimas, una sola muerte.
Me senté a su lado. No dije nada. No había nada que decir, sólo podía dar un hombro para llorar.


Pasamos varias horas así hasta qu cayó dormida. Yo seguí en vela lo poco que quedaba de la noche ahí junto a ella, echados sobre el suelo de la casa.
Qué debía decir cuando despertara? Cómo amenguar una pérdida así?
Pero yo sé que su única culpa fue aquél momento de debilidad anterior a esa noche.
El culpable vive con ella. Y por esta vez, sólo por esta vez yo no soy el culpable.
El verdadero asesino, ese infeliz sonríe al vecino cada mañana, da limosna a los desamparados y va a misa cada domingo; y no sólo eso, con su sempiterna sonrisa plástica, aparece en todo evento filantrópico. Ese maldito. Pero ahora no es el momento de hacerlo pagar. Una pérdida es suficiente para ella.

(...)

Es momento de dormir. Dentro de unas horas zarpará el barco hacia Montevideo. Podremos comenzar de nuevo, sin toda esta putrefacción. Podremos, por fin, ser felices.

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Nota del autor: ¿Quién putas celebra el aniversario de la revolución?

Siéntanse libres de sugerirme un título para esta historia.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Cualquier lugar fuera de este mundo

Este lo comence a escribir hace como 2 semanas, a ver cuando se me atoja continuarlo.

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Cualquier lugar fuera de este mundo

-¿Crees que es posible enamorarse de un relato?
Una suave brusa arrastraba las últimas hojas del otoño sobre lo que alguna vez fue un campo verde.
-¿Que dices?- contestó, sin voltear a verme, ni yo a ella.
Cómo odio tener que repetir las cosas.
-Que si crees que uno puede enamorarse de un relato- Por fin se dignó a regalarme una mirada de curiosidad.
-¿Así como amar un poema? ¿Llamarle a eso amor? No, sólo es un coloquialismo.-
Usualmente trato de evitar este tipo de conversaciones, sobre todo por el desprecio que ambos sentimos por la pretensión y verborrea filosófica que normalmente les acompaña, pero, en esta ocasión en particular, verdaderamente quería conocer su opinión.
-Perdón, me faltó especificar, hablo sobre el relato acerca de una persona, una descripcion pues.-
-¡Oh! Algo ligeramente más complejo, ya debes tener una idea de lo que contestaría. Pero (...)

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Hasta ahí ha llegado


miércoles, 3 de diciembre de 2008

Lo inconmensurable

No puedo describir las cantidades masivas de verga que han valido mis planes.



Gracias Chuck, cada vez (no) te superas.



tr. ya valió verga.